Escribir un libro y hacer propósitos de Año Nuevo tienen más en común de lo que parece. Cuando llega el final de diciembre, estamos rodeados de luces, de celebraciones y de esa sensación de renovación. Como si tuviéramos la oportunidad de reinventarnos, de empezar desde cero. Ya sea para mejorar nuestra salud, aprender algo nuevo o incluso para embarcarnos en un proyecto más grande, como escribir un libro. Sin embargo, como sabemos, los propósitos de Año Nuevo, al igual que los libros, pueden convertirse en proyectos que no terminan de arrancar o que se quedan a medio camino.
Entonces, ¿qué podemos aprender de este paralelismo? ¿Cómo podemos evitar los errores comunes tanto al escribir un libro como al hacer nuestros propósitos de Año Nuevo? Como con todos los proyectos, es importante saber qué hacer, qué evitar y cómo construir una base sólida para lo que realmente queremos lograr.
El primer paso: tener claro el propósito
En cuanto a los libros, uno de los errores más frecuentes es no tener bien claro desde el principio qué historia o mensaje queremos contar. Si no tienes claro el tema central o la idea que quieres transmitir, te perderás en el proceso. Lo mismo ocurre cuando nos planteamos los propósitos de Año Nuevo. A menudo nos llenamos de buenas intenciones sin saber exactamente qué queremos lograr. Es fácil lanzarse a la acción con el deseo de “hacer más ejercicio” o “leer más libros”, pero si no tenemos un propósito claro detrás de ese objetivo, nos quedamos a medio camino.
Por ejemplo, en la escritura, podrías comenzar a escribir sin saber exactamente qué historia contar o qué quieres lograr con tu libro. Es como decorar un árbol de Navidad sin saber qué tipo de adornos quieres poner: terminas con una mezcla de cosas, pero sin coherencia. Tener claro el «qué» y el «por qué» detrás de tu libro es crucial. Si lo consigues, todo lo demás será más fácil de estructurar.
Consejo: Antes de empezar cualquier proyecto, tómate el tiempo necesario para pensar cuál es tu propósito principal. Pregúntate: ¿qué quiero lograr con mi libro o con mi año nuevo? Define tu meta y dale forma desde el principio.
No abrazar la sobrecarga
Imagina que, al comenzar el año, decides cambiar todos los hábitos de tu vida de una sola vez. Hacer ejercicio todos los días, dejar de comer azúcar, leer diez libros, aprender a pintar… Todo suena genial, pero la sobrecarga suele llevarnos al agotamiento y al fracaso. Lo mismo sucede cuando intentamos abarcar demasiados temas en un libro o escribir un libro que intenta ser muchas cosas a la vez. Termina por no enfocarse en nada.
Si quieres escribir un libro, ¿por qué no concentrarte en una sola idea, tema o mensaje? Es mucho más efectivo que tratar de contar todo lo que has aprendido o abarcar todo lo que conoces en 500 páginas.
Consejo: A la hora de escribir, sé honesto contigo mismo y con tu proyecto. ¿De qué quieres hablar realmente? No intentes incluir todo lo que sabes en un solo libro, porque eso dispersará tu mensaje. Lo mismo pasa con los propósitos de Año Nuevo: elige uno o dos objetivos clave y ve paso a paso.
El ritmo es la clave
La constancia y el ritmo son fundamentales tanto para escribir un libro como para lograr cualquier propósito.
Uno de los mayores retos al escribir es la falta de ritmo. La escritura, al igual que cualquier hábito, requiere de un trabajo constante. Si dejas pasar mucho tiempo sin escribir, pierdes el ritmo y la conexión con tu proyecto. Al igual que el ejercicio o la lectura, hay que mantener una rutina constante para que el progreso sea real. No se trata de hacerlo todo en un día, sino de seguir avanzando poco a poco.
Lo mismo ocurre cuando intentamos alcanzar nuestros propósitos de Año Nuevo. Al principio, estamos llenos de energía y motivación, pero pronto podemos caer en la tentación de abandonar. ¿Te suena familiar la idea de empezar un gimnasio con todas las ganas del mundo en enero, pero terminar olvidando la suscripción en febrero? La clave es encontrar un ritmo sostenible, que te permita avanzar sin agotarte.
Consejo: Si tienes un proyecto en mente, ya sea escribir un libro o cumplir con tus metas de Año Nuevo, establece una rutina diaria. Dedica tiempo a escribir todos los días, aunque solo sea un par de párrafos. Y lo mismo para cualquier propósito: da un paso cada día, sin prisa, pero sin pausa.
El miedo y la autocrítica
Uno de los mayores frenos que podemos enfrentar cuando escribimos es el miedo. Miedo a que no sea lo suficientemente bueno, a que no logremos plasmar lo que tenemos en mente. Pero aquí está el truco: lo mismo sucede con los propósitos de Año Nuevo. A menudo, el miedo a no ser capaces de lograr lo que nos hemos propuesto nos paraliza antes incluso de empezar. El miedo de no ser lo suficientemente buenos o de no lograr nuestras metas a tiempo puede detenernos en seco.
Como autora, me he enfrentado a ese miedo muchas veces. Pero con el tiempo aprendí a abrazarlo. El miedo es un motor, un compañero de viaje que nos empuja hacia la acción. Si te dejas dominar por él, te paralizarás. Si lo usas a tu favor, avanzarás.
Consejo: Reconoce tus miedos y usalos como una fuente de motivación. No dejes que la autocrítica te detenga. En lugar de lamentarte, pregúntate qué puedes hacer para mejorar y sigue adelante.
No tengas miedo de la crítica. La retroalimentación es el motor que te permite crecer, tanto como escritor como en la vida.
Cuando escribimos un libro, inevitablemente nos enfrentamos a la crítica. Y aunque a veces duela, es lo que nos ayuda a mejorar. Lo mismo ocurre con los propósitos de Año Nuevo: es fácil caer en la trampa de la perfección y no permitirnos fallar. Pero aprender de esos fallos es lo que realmente nos lleva al éxito. Si no te permites equivocarte, no podrás corregir tus errores y seguir avanzando.
Lo mismo pasa cuando tienes un libro que lanzas al mundo. Necesitas la crítica, la retroalimentación, para saber si estás en el camino correcto. No se trata de hacerlo todo perfectamente desde el principio, sino de permitirte evolucionar con el proceso.
Consejo: No te tomes la crítica como algo personal. Acepta la retroalimentación con humildad y mejora continuamente, ya sea en tus proyectos, en tus libros o en tus propósitos de Año Nuevo.
Escribir un libro y cumplir con los propósitos de Año Nuevo no son proyectos aislados. Ambos son viajes, y como todo viaje, están llenos de emociones, desafíos y aprendizaje. Si alguna vez te has sentido abrumado por todo lo que quieres lograr, recuerda que todo es un proceso. Tómate tu tiempo, sigue el ritmo adecuado y, sobre todo, sé auténtico contigo mismo.
En este nuevo año, si tienes el sueño de escribir ese libro o de alcanzar esa meta personal, no olvides que cada paso cuenta. Y recuerda, como en Navidad, todo lo que crees, lo que escribes, tiene su propio ritmo y magia. Hazlo con pasión, hazlo con corazón. ¡Y no olvides disfrutar del viaje!